Infinite scrolling

Capitulo I

De repente, tres golpes secos alejaron a Antoine de su concentración. Había pasado las últimas horas frente a la imagen de nuestro señor, suplicando como el mismo Jesus había hecho antes de ser apresado, que "el padre pasara de si esa copa." Sin embargo él mismo sabía que ya no había vuelta atras. Sin afán se puso en sus dos piernas, ya entumidas por haber pasado las últimas horas de rodillas, aferrando el crucifijo con todas sus fuerzas y se dirigió a la puerta haciendo un repaso mental de todos los hechos que lo habían llevado a esta situación. En la que un principe se convertía en un convicto.

En el momento de abrir la puerta se encontró con Bertrand, quien había sido su escudero durante los últimos años. --Señor-- dijo --ya es hora--. En este instante la mente de Antoine sufrió una conmición. No podía admitir que ya fuera hora. Todavía quedaban varias horas hasta el alba la cual era la hora convenida. ¿Qué había precipitado los planes? Y antes de poder formular la pregunta, su joven escudero respondío --Tenemos informes, Felipe ya ha enviado hombres a custodiar la abadía-- En ese momento su mente cambió de pensamientos. Felipe IV ya no era más un rey para la orden, dejaba de ser amigo y se convertía en el enemigo mortal. Y ya nadie lo llamaba por su título, ahora era simplemente Felipe.

Antoine retrocedió para recojer el baúl con sus pertenecias, pero fue detenido por Bertrand quien le dijo que no habría tiempo ni espacio para ellas. Entonces salieron a los oscuros pasillos ya que las antorchas no habían sido prendidas con el fin de proteger a los 12 maestres. Al cabo de un par de minutos Antoine ya tenía una vista de los atrios de la abadía. Formando un circulo se encontraban todos los caballeros, vistiendo la famosa casaca blanca con la cruz roja. A un lado se encontraban los otros doce maestres que más que grandes caballeros parecían niños asustados. Antoine no pudo dejar de preguntarse si él mismo no luciría de la misma manera. Y frente a la puerta dos carrozas cargadas de heno, su pasaje de salida.

Una vez se encontró en el patio pudo ver el rostro de orgullo de todos los caballeros que entregaban sus vidas por salvar a estos doce hombres por quienes no los unía nada más que el pertenecer a la otrora gloriosa orden de los probres caballeros de Jesucristo, o como el vulgo les llamaba, los caballeros del temple. En este punto Aontoine estubo al borde de las lagrimas. No entendía como estos hombres no corrian por sus vidas. Mientras su mente debatía todas estas cosas los otros maestres ya se habían escondido dentro de las carrozas y tan solo un empujon de su escudero lo sacó de sus pensamientos. Pero él no quería huir. Quería sufrir con sus hermanos que se quedarían para sufrir junto a ellos las inclementes acusaciones de Felipe IV y su canciller Guillermo de Nogaret. En ese momento su escudero rompió el silencio sepucral --Es por el bien de la orden, para que ustedes limpien el nombre de todos nosotros y restituyan la orden, para que brille más grande de lo que jamás fue-- Totalmente conmovido el Maestre Antoine rasgo sus vestiduras. Le entregó su crucifijo a su escudero y tras un abrazo, tomo su parte dentro del incomodo cargamente de las carretas.

Comentario: Bueno, esta es una introducción que me ha estado rondando la cabeza por semanas y la verdad necesitaba escribirlo, aunque realmente no tengo ni idea de como desarrollar la historia en adelante. Solo espero que les guste hasta donde va.

1 comment:

  1. Muy muy muy muy bueno (en mi humilde criterio). Habra que ver los otros capitulos.

    Un saludo

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