Cuando hay que hacer sacrificios...

Una larga semana sin pensar en este blog. Pues bien, en esta semana estaba hablando con algunos amigos quienes mencionaron que yo era el geek más grande que habían conocido. Mientras hablaban del tema (conversación que no fue de mi total agrado, creo que a nadie le agrada que le llamen "nerd") estaba pensando en todas aquellas cosas que se dejaron de lado para lograr ser lo que ahora soy. Muchas cosas sucedieron desde que emprendí este camino, y sacrificios se hicieron muchos, relaciones que se cortaron por falta de tiempo, fines de semana en el laboratorio, amigos que se dejaron de ver. Pero entre todas las cosas hay tres que en el fondo lamento haber dejado.

Suponiendo que este camino empezó cuando elegí la especialidad técnica en el colegio, en ese momento se hizo el primer sacrificio (la especialidad fué electricidad y electrónica). Antes de eso era un muy buen dibujante, recuerdo que incluso me hacía algún dinero vendiendo dibujos en el colegio, y de hecho muchos se sorprendieron cuando vieron que no había tomado la opción de las artes gráficas sino de la electrónica. Aunque inicialmente no abandoné los lápices, con el tiempo le dedicaba menos tiempo a este hobby, hasta que no volví a hacerlo.

El segundo sacrificio fue la música, si bien era en el que menos talento tenía no era malo tampoco. Yo tocaba la guitarra, nunca fuí excelente, pero hubo un momento en que lo hacía bien (en ocaciones la persistencia puede superar al talento) incluso en algún momento tuve un grupo de rock progresivo al que abandoné cuando los demás miembros de este renunciaron a sus carreras para dedicarse a la música. De mi época como guitarrista, queda mi fender stratocaster y muy buenos recuerdos, pero nada más... de hecho creo que pronto la guitarra cumplirá un año sin salir de su estuche.

La tercera actividad que se sacrificó para lograr un ingeniero fue la escritura. Tal vez en la que más logré, incluso un profesor de la universidad (de literatura él) decía que tenía un talento innato para escribir y tiempo despues confesó que había hecho todo a su alcanza para que abandonara la ingeniería y me uniera a literatura. De este época solo quedan unos pocos cuentos.

En este momento no me siento mal por lo que me convertí, y de hecho amo lo que hago solo que a veces uno se pone a pensar como hubiera sido si hubiera tomado alguno de los otros caminos... y es difícil encontrar una respuesta a esto.