La noche de ayer me robaron el teléfono, nada raro que ese tipo de cosas sucedan en este país. Lo que realmente me pareció triste y sorprendente es la identidad de los ladrones, ya que fueron un par de niños que no superaban los ocho años de edad.
La situación. Me encontraba en un bar con un amigo cuando un par de niños entraron al lugar vendiendo flores. Como varios de ustedes sabrán, usualmente dejo mi teléfono sobre la mesa con el fin de poder reconocer cuando alguien me llama; además en ese momento me encontraba alterado debido a una discusión que había tenido hace poco tiempo cuando estos dos niños se acercaron a nuestra mesa. Por una razón que solo identificaría posteriormente, este par de niños insistieron especialmente en vendernos flores a mi y a mi compañero. Debido a su edad, no sentí ninguna sospecha, por que ¿Quien puede sospechar de niños tan pequeños? El caso es que se llevaron mi teléfono, y gracias a mi estado alterado solo me di cuenta unos veinte minutos después.
Lo que me pareció totalmente triste es que unos niños de esa edad se estén dedicando al hurto, en el fondo no los culpo totalmente por que muchas veces la necesidad es la que lleva a este tipo de comportamientos, pero también se que alguien que crece sin valores como el respeto a la propiedad ajena está construyendo unos modelos mentales que solo pueden ser nocivos para la sociedad en general. De hecho, no es difícil que en breve pierdan el respeto por otras propiedades importantes como es la propia vida.
Con una sociedad que lleva a personas tan pequeñas por este tipo de caminos, no veo futuro para encontrar el tipo de sociedad por la que tantos abogan.